sábado, 29 de octubre de 2011

Campos electromagnéticos y salud pública / Electromagnetic fields and public health

Presento este articulo de la OMS, con esto se demuestra como el electromagnetismo tiene un efecto real sobre el organismo humano, por lo cual es logico pensar que la Terapia Biomagnetica tiene efectos reales y positivos en nuestra salud. El articulo nos habla de los efectos del electromagnetismo en nuestro entorno. A través de una terapia Biomagnetica aplicada de manera correcta podemos contra restar los efectos nocivos que provoca la exposición diaria al uso de aparatos eléctricos y al alivio de dolencias y enfermedades como terapia complementaria.
Los hechos relevante aparecen marcados en amarillo.
***English version at the end of the publication

Campos electromagnéticos y salud pública

Exposición a campos de frecuencia extremadamente baja

Nota descriptiva N°322
junio de 2007

El consumo de electricidad ha pasado a formar parte integrante de la vida cotidiana. Siempre que hay un flujo de electricidad, se crean campos eléctricos y magnéticos junto a los conductos que la transportan, así como alrededor de los aparatos. Desde finales de los años setenta, se han planteado interrogantes sobre si la exposición a estos campos eléctricos y magnéticos (CEM) de frecuencia extremadamente baja (FEB) tiene consecuencias adversas para la salud. Desde entonces, se han llevado a cabo numerosos estudios, que han contribuido a resolver cuestiones importantes y a focalizar mejor las investigaciones futuras.

En 1996 la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha el Proyecto Internacional sobre Campos Electromagnéticos con el fin de investigar los posibles riesgos sanitarios asociados a las tecnologías que crean CEM. Un grupo de trabajo de la OMS ha concluido recientemente un estudio sobre las repercusiones sanitarias de los campos de FEB (OMS, 2007).

La presente nota descriptiva se basa en las conclusiones de este grupo de trabajo y ofrece una actualización de estudios recientes sobre los efectos sanitarios de los CEM de FEB publicados en 2002 por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), establecido bajo los auspicios de la OMS, y por la Comisión Internacional de Protección contra Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) en 2003.

Fuentes de campos de feb y exposición en el hogar

Los campos eléctricos y magnéticos están presentes dondequiera que haya un flujo de corriente eléctrica, es decir en las líneas y cables de transmisión de energía, las instalaciones domésticas y los aparatos eléctricos. Los campos eléctricos son generados por cargas eléctricas y se miden en voltios por metro (V/m); algunos materiales comunes, como la madera o el metal, apantallan sus efectos. Los campos magnéticos se originan por el movimiento de cargas eléctricas (es decir, una corriente) y se expresan en teslas (T) o, más comúnmente, en militeslas (mT) o microteslas (µT). En algunos países, se utiliza comúnmente otra unidad denominada gausio (G) (10 000 G = 1 T). La mayoría de los materiales comunes no atenúan los campos magnéticos, que los atraviesan fácilmente. La intensidad de ambos tipos de campo alcanza su nivel más alto junto a la fuente y disminuye conforme aumenta la distancia con respecto a la misma.

La frecuencia de la corriente eléctrica suele ser de 50 ó 60 ciclos por segundo, o hertzios (Hz). Junto a determinados dispositivos, los valores del campo magnético pueden llegar a alcanzar varios cientos de microteslas. Debajo de una línea de transporte de energía, el campo magnético puede rondar las 20 µT y el campo eléctrico puede alcanzar varios miles de voltios por metro. Sin embargo, los campos magnéticos de frecuencia de red media en los hogares tienen una intensidad mucho más baja: alrededor de 0,07 µT en Europa y 0,11 µT en América del Norte. Los valores medios correspondientes a los campos eléctricos en las casas llegan a alcanzar varias decenas de voltios por metro.

Evaluación del grupo de trabajo

En octubre de 2005, la OMS estableció un grupo de trabajo integrado por expertos científicos para evaluar los posibles riesgos para la salud atribuibles a una exposición a campos eléctricos y magnéticos de FEB en la gama de frecuencias >0 a 100 000 Hz (100 kHz). Mientras que el CIIC examinó en 2002 las pruebas científicas disponibles sobre el cáncer, este grupo de trabajo analizó las pruebas científicas relacionadas con diversos efectos sanitarios, al tiempo que actualizó los datos relativos al cáncer. Las conclusiones y recomendaciones del grupo de trabajo se recogen en un estudio monográfico publicado dentro de la serie Criterios de Salud Ambiental (OMS, 2007).

El grupo de trabajo, que siguió un procedimiento estándar de evaluación de los riesgos para la salud, concluyó que a los niveles a los que suele estar expuesto el público en general no cabe señalar ninguna cuestión sanitaria sustantiva relacionada con los campos eléctricos de FEB. En consecuencia, abordaremos en las siguientes secciones de la presente nota descriptiva predominantemente los efectos de la exposición a los campos magnéticos de FEB.


Efectos a corto plazo

Ha quedado establecido que la exposición aguda a niveles elevados (muy por encima de las 100 µT) tiene efectos biológicos, atribuibles a mecanismos biofísicos comúnmente conocidos. Los campos magnéticos externos de FEB originan en el cuerpo humano corrientes y campos eléctricos que, si la intensidad del campo es muy elevada, causan estimulación neural y muscular, así como cambios en la excitabilidad neuronal del sistema nervioso central.


Posibles efectos a largo plazo

Buena parte de las investigaciones científicas sobre los riesgos a largo plazo asociados a la exposición a campos magnéticos de FEB se han centrado en la leucemia infantil. En 2002, el CIIC publicó un estudio monográfico en el que los campos magnéticos de FEB se calificaban de «posiblemente carcinógenos para las personas». Esta calificación se aplica a aquellos agentes cuya acción cancerígena está escasamente probada en las personas e insuficientemente probada en experimentos con animales (otros ejemplos incluyen el café y los humos de soldadura). La calificación en cuestión se estableció sobre la base de análisis conjuntos de estudios epidemiológicos que demuestran un cuadro sistemático de aumento al doble de la leucemia infantil asociada a una exposición media a campos magnéticos de frecuencia de red doméstica superior a 0,3 µT - 0,4 µT. El grupo de trabajo concluyó que, a la luz de los estudios adicionales efectuados ulteriormente, esa calificación debe mantenerse.

No obstante, las evidencias epidemiológicas se ven debilitadas por problemas de tipo metodológico, como los posibles sesgos de selección. Además, no existen mecanismos biofísicos comúnmente aceptados que sugieran una correlación entre la exposición a campos de frecuencia baja y la carcinogénesis. En consecuencia, de existir algún efecto atribuible a este tipo de exposición, tendría que producirse a través de un mecanismo biológico aún desconocido. Por otra parte, los estudios con animales han arrojado mayormente resultados negativos. El balance que cabe hacer de todo ello es que las evidencias relacionadas con la leucemia infantil no son suficientemente sólidas para establecer una relación de causalidad.

La leucemia infantil es una enfermedad relativamente infrecuente; según las estimaciones efectuadas en 2000, el número total anual de nuevos casos asciende a 49 000 en el mundo entero. Por término medio, la exposición a campos magnéticos de frecuencia superior a 0,3 µT en los hogares es poco frecuente: se estima que sólo entre un 1% y un 4% de los niños viven en esas condiciones. Si la relación entre campos magnéticos y leucemia infantil es causal, se estima que el número de casos atribuibles a nivel mundial a la exposición a campos magnéticos podría oscilar entre 100 y 2400 casos anuales, sobre la base de los valores correspondientes al año 2000, lo que representa entre un 0,2% y un 4,95% de la incidencia total correspondiente a ese mismo año. En consecuencia, aun suponiendo que los campos magnéticos de FEB aumentan el riesgo de leucemia infantil, si se considera en un contexto global, el impacto en la salud pública de la exposición a CEM de FEB sería limitado.

Se han estudiado una serie de otros efectos adversos para la salud con miras a establecer una posible correlación con la exposición a campos magnéticos de FEB. Los análisis se han centrado en otros tipos de cáncer infantil, diversos tipos de cáncer en adultos, la depresión, el suicidio, trastornos cardiovasculares, disfunciones reproductivas, trastornos del desarrollo, modificaciones inmunológicas, efectos neuroconductuales, enfermedades neurodegenerativas, etc. El grupo de trabajo de la OMS ha concluido que las pruebas científicas que respaldan la existencia de una correlación entre la exposición a campos magnéticos de FEB y todos estos efectos adversos para la salud son mucho más débiles que en el caso de la leucemia infantil. En algunos casos (por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer de mama) las evidencias sugieren que los campos magnéticos no son la causa de esos efectos.

Directrices internacionales sobre los límites de exposición
Los efectos que la exposición a corto plazo a campos de frecuencia elevada tiene en la salud han quedado demostrados y conforman la base de dos conjuntos de directrices internacionales sobre los límites de exposición (ICNIRP, 1998; IEEE, 2002). En la actualidad, ambos organismos consideran que las pruebas científicas relacionadas con los posibles efectos sanitarios atribuibles a la exposición a largo plazo a CEM de frecuencia baja son insuficientes para justificar una reducción de estos límites de exposición cuantitativos.

Orientación de la OMS
En lo que respecta la exposición a corto plazo a CEM de frecuencia elevada, ha quedado científicamente demostrado que ésta tiene efectos adversos para la salud (ICNIRP, 2003). Las instancias normativas deben adoptar directrices internacionales sobre los límites de exposición destinadas a proteger a los trabajadores y al público en general frente a esos efectos adversos. Los programas de protección contra los CEM han de incluir mediciones de exposición correspondientes a fuentes en las que cabe prever que los niveles de exposición excedan los valores límite.

En cuanto a los efectos a largo plazo, no existen evidencias suficientes para establecer una correlación entre la exposición a campos magnéticos de FEB y la leucemia infantil, por lo que no está claro qué beneficios reportaría para la salud una reducción de los niveles de exposición. En vista de todo ello, se hacen las recomendaciones siguientes:

Los gobiernos y el sector industrial deben seguir de cerca los avances científicos y promover programas de investigación que reduzcan aún más la incertidumbre de las pruebas científicas relativas a los efectos sanitarios de la exposición a campos de FEB. A lo largo del proceso de evaluación del riesgo de las FEB, se han identificado diversas lagunas de conocimientos, que conforman la base de un nuevo proyecto de investigación (www.who.int/peh-emf/es/).
Se alienta a los Estados Miembros a que establezcan con los interesados directos programas de comunicación eficaces y abiertos que faciliten la adopción de decisiones informadas. Esos programas podrían incluir la mejora de los cauces de coordinación y consulta entre la industria, los gobiernos locales y los ciudadanos en el proceso de planificación relacionado con las instalaciones que crean CEM de FEB.
Al construir nuevas instalaciones y diseñar nuevos dispositivos, por ejemplo electrodomésticos, conviene explorar soluciones de bajo coste para reducir los niveles de exposición. La idoneidad de las medidas de reducción de los niveles de exposición variará de un país a otro. Sin embargo, no se justifica la implantación de políticas basadas en la adopción de límites de exposición arbitrariamente bajos.
Bibliografía
OMS - Organización Mundial de la Salud. Extremely low frequency fields. Serie Criterios de Salud Ambiental, Vol. 238. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2007.

IARC Working Group on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans. Non-ionizing radiation, Part 1: Static and extremely low-frequency (ELF) electric and magnetic fields. Lyón, Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, 2002 (Monographs on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans, Vol. 80).

ICNIRP - Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes. Exposure to static and low frequency electromagnetic fields, biological effects and health consequences (0 100 kHz). Bernhardt JH et al., eds. Oberschleissheim, International Commission on Non-ionizing Radiation Protection, 2003 (ICNIRP 13/2003).

ICNIRP - Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (1998). Guidelines for limiting exposure to time varying electric, magnetic and electromagnetic fields (up to 300 GHz). Health Physics 74(4), 494-522.

IEEE Standards Coordinating Committee 28. IEEE standard for safety levels with respect to human exposure to electromagnetic fields, 0-3 kHz. Nueva York, IEEE - Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos, 2002 (IEEE Std C95.6-2002).


English version



Electromagnetic fields and public health

Exposure to extremely low frequency fields

Fact sheet N°322

June 2007
The use of electricity has become an integral part of everyday life. Whenever electricity flows, both electric and magnetic fields exist close to the lines that carry electricity, and close to appliances. Since the late 1970s, questions have been raised whether exposure to these extremely low frequency (ELF) electric and magnetic fields (EMF) produces adverse health consequences. Since then, much research has been done, successfully resolving important issues and narrowing the focus of future research.
In 1996, the World Health Organization (WHO) established the International Electromagnetic Fields Project to investigate potential health risks associated with technologies emitting EMF. A WHO Task Group recently concluded a review of the health implications of ELF fields (WHO, 2007).
This Fact Sheet is based on the findings of that Task Group and updates recent reviews on the health effects of ELF EMF published in 2002 by the International Agency for Research on Cancer (IARC), established under the auspices of WHO, and by the International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (ICNIRP) in 2003.

ELF field sources and residential exposures

Electric and magnetic fields exist wherever electric current flows - in power lines and cables, residential wiring and electrical appliances. Electric fields arise from electric charges, are measured in volts per metre (V/m) and are shielded by common materials, such as wood and metal. Magnetic fields arise from the motion of electric charges (i.e. a current), are expressed in tesla (T), or more commonly in millitesla (mT) or microtesla (µT). In some countries another unit called the gauss, (G), is commonly used (10,000 G = 1 T). These fields are not shielded by most common materials, and pass easily through them. Both types of fields are strongest close to the source and diminish with distance.
Most electric power operates at a frequency of 50 or 60 cycles per second, or hertz (Hz). Close to certain appliances, the magnetic field values can be of the order of a few hundred microtesla. Underneath power lines, magnetic fields can be about 20 µT and electric fields can be several thousand volts per metre. However, average residential power-frequency magnetic fields in homes are much lower - about 0.07 µT in Europe and 0.11 µT in North America. Mean values of the electric field in the home are up to several tens of volts per metre.

Task group evaluation

In October 2005, WHO convened a Task Group of scientific experts to assess any risks to health that might exist from exposure to ELF electric and magnetic fields in the frequency range >0 to 100,000 Hz (100 kHz). While IARC examined the evidence regarding cancer in 2002, this Task Group reviewed evidence for a number of health effects, and updated the evidence regarding cancer. The conclusions and recommendations of the Task Group are presented in a WHO Environmental Health Criteria (EHC) monograph (WHO, 2007).
Following a standard health risk assessment process, the Task Group concluded that there are no substantive health issues related to ELF electric fields at levels generally encountered by members of the public. Thus the remainder of this fact sheet addresses predominantly the effects of exposure to ELF magnetic fields.
Short-term effects
There are established biological effects from acute exposure at high levels (well above 100 µT) that are explained by recognized biophysical mechanisms. External ELF magnetic fields induce electric fields and currents in the body which, at very high field strengths, cause nerve and muscle stimulation and changes in nerve cell excitability in the central nervous system.
Potential long-term effects
Much of the scientific research examining long-term risks from ELF magnetic field exposure has focused on childhood leukaemia. In 2002, IARC published a monograph classifying ELF magnetic fields as "possibly carcinogenic to humans". This classification is used to denote an agent for which there is limited evidence of carcinogenicity in humans and less than sufficient evidence for carcinogenicity in experimental animals (other examples include coffee and welding fumes). This classification was based on pooled analyses of epidemiological studies demonstrating a consistent pattern of a two-fold increase in childhood leukaemia associated with average exposure to residential power-frequency magnetic field above 0.3 to 0.4 µT. The Task Group concluded that additional studies since then do not alter the status of this classification.
However, the epidemiological evidence is weakened by methodological problems, such as potential selection bias. In addition, there are no accepted biophysical mechanisms that would suggest that low-level exposures are involved in cancer development. Thus, if there were any effects from exposures to these low-level fields, it would have to be through a biological mechanism that is as yet unknown. Additionally, animal studies have been largely negative. Thus, on balance, the evidence related to childhood leukaemia is not strong enough to be considered causal.
Childhood leukaemia is a comparatively rare disease with a total annual number of new cases estimated to be 49,000 worldwide in 2000. Average magnetic field exposures above 0.3 μT in homes are rare: it is estimated that only between 1% and 4% of children live in such conditions. If the association between magnetic fields and childhood leukaemia is causal, the number of cases worldwide that might be attributable to magnetic field exposure is estimated to range from 100 to 2400 cases per year, based on values for the year 2000, representing 0.2 to 4.95% of the total incidence for that year. Thus, if ELF magnetic fields actually do increase the risk of the disease, when considered in a global context, the impact on public health of ELF EMF exposure would be limited.
A number of other adverse health effects have been studied for possible association with ELF magnetic field exposure. These include other childhood cancers, cancers in adults, depression, suicide, cardiovascular disorders, reproductive dysfunction, developmental disorders, immunological modifications, neurobehavioural effects and neurodegenerative disease. The WHO Task Group concluded that scientific evidence supporting an association between ELF magnetic field exposure and all of these health effects is much weaker than for childhood leukaemia. In some instances (i.e. for cardiovascular disease or breast cancer) the evidence suggests that these fields do not cause them.

International exposure guidelines

Health effects related to short-term, high-level exposure have been established and form the basis of two international exposure limit guidelines (ICNIRP, 1998; IEEE, 2002). At present, these bodies consider the scientific evidence related to possible health effects from long-term, low-level exposure to ELF fields insufficient to justify lowering these quantitative exposure limits.

WHO's guidance

For high-level short-term exposures to EMF, adverse health effects have been scientifically established (ICNIRP, 2003). International exposure guidelines designed to protect workers and the public from these effects should be adopted by policy makers. EMF protection programs should include exposure measurements from sources where exposures might be expected to exceed limit values.
Regarding long-term effects, given the weakness of the evidence for a link between exposure to ELF magnetic fields and childhood leukaemia, the benefits of exposure reduction on health are unclear. In view of this situation, the following recommendations are given:
  • Government and industry should monitor science and promote research programmes to further reduce the uncertainty of the scientific evidence on the health effects of ELF field exposure. Through the ELF risk assessment process, gaps in knowledge have been identified and these form the basis of a new research agenda.
  • Member States are encouraged to establish effective and open communication programmes with all stakeholders to enable informed decision-making. These may include improving coordination and consultation among industry, local government, and citizens in the planning process for ELF EMF-emitting facilities.
  • When constructing new facilities and designing new equipment, including appliances, low-cost ways of reducing exposures may be explored. Appropriate exposure reduction measures will vary from one country to another. However, policies based on the adoption of arbitrary low exposure limits are not warranted.

Further reading

WHO - World Health Organization. Extremely low frequency fields. Environmental Health Criteria, Vol. 238. Geneva, World Health Organization, 2007.
IARC Working Group on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans. Non-ionizing radiation, Part 1: Static and extremely low-frequency (ELF) electric and magnetic fields. Lyon, IARC, 2002 (Monographs on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans, 80).
ICNIRP - International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection. Exposure to static and low frequency electromagnetic fields, biological effects and health consequences (0-100 kHz). Bernhardt JH et al., eds. Oberschleissheim, International Commission on Non-ionizing Radiation Protection, 2003 (ICNIRP 13/2003).
ICNIRP – International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (1998). Guidelines for limiting exposure to time varying electric, magnetic and electromagnetic fields (up to 300 GHz). Health Physics 74(4), 494-522.
IEEE Standards Coordinating Committee 28. IEEE standard for safety levels with respect to human exposure to electromagnetic fields, 0-3 kHz. New York, NY, IEEE - The Institute of Electrical and Electronics Engineers, 2002 (IEEE Std C95.6-2002).

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